Colin L. Powell: Del sur del Bronx a estadista: una vida de deber, complejidad y esperanza
Publicado: 2025-11-04Cuando Estados Unidos honra a sus veteranos, pocas figuras encarnan tanto la tradición militar como las difíciles responsabilidades del liderazgo como el general Colin Powell. No era perfecto. Tomó decisiones que atormentan a muchos. Pero su viaje –de hijo inmigrante a líder combatiente y secretario de Estado– ofrece lecciones sobre el deber, la humildad, la integridad y el costo real de la libertad.
Orígenes humildes, cimientos sólidos
Powell nació en 1937 en Harlem, Nueva York, de padres inmigrantes jamaicanos. Su padre, Luther Powell, trabajaba como empleado de envío; su madre, Maud, era costurera.
Criada en el sur del Bronx, Powell asistió a escuelas públicas; Durante la escuela secundaria, trabajó en una tienda de artículos para bebés. Fue allí donde aprendió yiddish de los dueños judíos de la tienda, y luego dijo que uno de los dueños lo animó con palabras de posibilidad: que tenía más potencial del que podía imaginar. Esos pequeños momentos formativos moldearon la creencia de Powell en el servicio, el respeto y las oportunidades de recompensa.
Mientras estaba en la universidad en el City College de Nueva York, Powell se unió al ROTC. Fue esa decisión, no una temprana ambición de alcanzar un alto rango, lo que marcó su camino. Se licenció en geología en 1958. Más tarde dijo que las calificaciones eran mediocres, pero lo que más importaba era lo que había aprendido a través de la actuación, el riesgo y el liderazgo.
El soldado: Vietnam, riesgo, hacer las cosas difíciles
Powell sirvió dos períodos de combate en Vietnam. Primero, a principios de la década de 1960, como joven teniente/asesor. Fue herido por una trampa explosiva con un palo punji. Posteriormente, en su segunda gira en 1968-69, tuvo más responsabilidad y más riesgo. Sobrevivió a un accidente de helicóptero y luego ayudó a rescatar a sus camaradas de los escombros en llamas, ganando la Medalla del Soldado, entre otras condecoraciones.
Estas experiencias lo hicieron desconfiar de las guerras imaginadas desde lejos. Vio lo que sucedía cuando faltaba liderazgo, planificación o claridad política. Posteriormente desarrolló lo que se conoció como la “Doctrina Powell”: que la fuerza militar debería usarse sólo como último recurso, con un objetivo claro, con apoyo público y con una estrategia de salida.
Ascendiendo a través del mando, rompiendo barreras
Powell fue el primer afroamericano (con raíces afrocaribeñas) en ocupar varios cargos importantes: presidente del Estado Mayor Conjunto y luego secretario de Estado.
Un detalle interesante: cuando era un joven oficial, una vez se le negó el servicio en un restaurante de Georgia debido a su piel; recordemos que incluso cuando vestía el uniforme, muchas de sus batallas fueron contra los prejuicios en casa.
Tenía una sólida reputación de ser alguien que escuchaba a la gente en el campo. Creía en obtener aportaciones de las personas más cercanas a las situaciones. No sólo eso, sino que también enfatizó la responsabilidad. Su estilo de liderazgo implicaba esperar excelencia, pero también ser alguien que trataba a las personas con respeto.
El diplomático y el formulador de políticas: logros y sombras
Powell se desempeñó como Asesor de Seguridad Nacional, luego Presidente del Estado Mayor Conjunto y luego, en 2001, se convirtió en Secretario de Estado durante el gobierno de George W. Bush. Fue una figura clave en la arquitectura de la política exterior de Estados Unidos después del 11 de septiembre.
Uno de los momentos más controvertidos: en 2003, en las Naciones Unidas, Powell argumentó que Irak poseía armas de destrucción masiva. Eso resultó estar mal. Más tarde calificó ese discurso como una “mancha” en su historial.

Más allá de eso, Powell presionó por la modernización de los sistemas del Departamento de Estado (comunicaciones, procesos de visas) y a menudo defendió el fortalecimiento de la diplomacia y la cooperación multilateral. También habló claramente sobre garantizar que la política exterior tuviera una base ética, no sólo una estrategia.
Rasgos menos conocidos y vida personal
- A Powell le encantaban los coches. Reparó Volvos viejos, los repintó y, en ocasiones, los revendió. Este hobby no era sólo mecánico: lo conectaba con los pies en la tierra, le daba perspectiva. Consideró valioso el diagnóstico de problemas tanto pequeños como grandes.
- A pesar de su alto cargo, era conocido por su humildad: trataba al personal subalterno con respeto; insistir en escuchar a las personas más cercanas a las crisis; y ser accesible (poco común en generales y miembros del gabinete).
- Los Powell (él y su esposa Alma) invirtieron en un servicio fuera del uniforme: America's Promise Alliance, ayudando a la juventud y la educación, centrándose en los niños que crecen con menos recursos para que puedan tener oportunidades.
- Mantuvo estándares éticos y trató de equilibrar la ambición profesional con la responsabilidad moral. Podía ser duro, decisivo e incluso controvertido, pero parecía profundamente consciente de la carga del mando.
Legado: lo que deja para la reflexión del Día de los Veteranos
La vida de Colin Powell ofrece muchas lecciones que van más allá de los manuales de liderazgo:
- La claridad moral importa : incluso cuando no se hace todo bien, el esfuerzo por cuestionar la inteligencia, presionar por la verdad y aceptar la responsabilidad tiene peso. La libertad es frágil cuando los líderes juzgan mal o prometen demasiado.
- El servicio es riesgo, pero también sacrificio más allá del campo de batalla : el peligro físico es real (como en Vietnam), pero el estrés mental, los dilemas éticos y el escrutinio público persisten mucho tiempo después.
- El liderazgo incluye escuchar y animar a los demás . Desde las aportaciones de los oficiales subalternos hasta la tutoría y la inversión en la juventud, Powell demostró que la libertad se preserva no sólo mediante la fuerza sino también formando a las personas.
- Deber sin arrogancia : Ocupó altos cargos, pero muchas historias muestran que asumió en serio el peso de las decisiones, incluso cuando eran impopulares o difíciles.
- El legado es complicado, y eso está bien , porque ser un veterano significa a veces tomar decisiones que luego cuestionas y juzgar la historia junto con tu propia conciencia.
Recordando a Powell en el Día de los Veteranos
En este Día de los Veteranos, saludamos a Colin Powell no sólo por sus títulos, medallas o discursos. Recordamos las raíces inmigrantes, las patrullas en Vietnam, el peso del mando, las noches revisando la inteligencia, las encrucijadas éticas y la humildad en medio del poder. La vida de un veterano rara vez es limpia; es complicado, costoso y a veces ambiguo, pero siempre es vital.
La historia de Powell nos recuerda que la libertad se gana con sudor y se verifica con responsabilidad. Exige una vigilancia constante: en política exterior, en cómo nos tratamos unos a otros, en garantizar oportunidades, en reconocer errores. Honrarlo significa apoyar a los veteranos, escuchar sus historias, hacer que el servicio público vuelva a ser honorable y recordar que el poder confiado debe ejercerse con cuidado.
